“Comienza el otoño. Se acerca la época de la cosecha”. Así habló Saitou Onisa. En una era de guerra y caos, los ninjas son mercenarios de élite que completan sus tareas incluso aunque corran grave peligro. La guerra es lo que da sentido a la vida de los ninjas, y su fuerza proviene de la autoridad que ostentan. Ese es el camino de los ninjas. También es su destino perder la esperanza cuando termina la guerra y quedarse sin autoridad. A la vez que el shogun Imagawa unificaba el país, los ninjas fueron siendo exterminados o atrapados y algunos incluso se convirtieron en bandidos. Y eso es precisamente lo que era Saitou Onisa. “No hay prisa, esperaremos a que los aldeanos terminen de recoger nuestro grano”, dijo una persona llamada Yonemata Tasuke. Normalmente, los bandidos son samuráis que se han cansado de la vía recta o granjeros que luchan por su supervivencia. Nacen de la guerra y crecen gracias a la astucia y a las maldades descontroladas. Por eso, cuando la guerra termina y regresa la paz, la influencia de los bandidos va desapareciendo. Yonemata Tasuke había nacido en una familia de granjeros corrientes y no comenzó su carrera criminal hasta que tuvo más de cuarenta años. A pesar de su edad, se le daba bien ser bandido, y hasta se convirtió en cabecilla. Los bandidos más malvados son siempre los que han sufrido la opresión en sus propias carnes. “Después, lo quemaremos todo y no dejaremos ningún testigo”. Por su voz, se notaba que procedía de una época caótica.